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Acabo de volver de hacer 7 lagos (y algo más) en bicicleta. Este viaje lo tenía pendiente desde hacía algo más de 10 años, cuando con mi viejo nos propusimos hacerlo.
La primera vez tuvimos que suspenderlo porque había fallecido mi abuela.
Al año siguiente fui papá en diciembre y nuevamente tuvimos que suspenderlo. Los años siguientes, con un hijo tan chiquito, no daba para hacerlo.
Luego fui papá por segunda vez por lo que quedó suspendido por algunos años más.
Y para fines de 2022, año en el que mi viejo cumplió 70 años, decidimos hacer el tan deseado viaje. Pero el destino tenía otros planes ya que el 5 de noviembre un auto me llevó puesto en un cruce y me fracturó el tobillo imposibilitando cualquier idea de viajar y menos para andar en bicicleta.
Pero este año finalmente pudimos realizar el tan esperado viaje. Sólo que, por suerte, mi viejo averiguó para hacerlo con un grupo de personas que se encarga de hacer este tipo de experiencias. Caímos en manos de Gone! BikeTrips
Juntada con el grupo de viaje
Nos convocaron a todos los que podíamos en EcoXtreme, en Pilar, un bike park muy bueno donde nos iban a “testear” a ver como andábamos por senderos y tener un termómetro rápido si alguno iba a tener algún inconveniente.
Luego de un par de vueltas donde a alguno se le salió la cadena, a otro se le pinchó la rueda y a mi se me cortó el cable de freno, terminó la reunión y nos volvimos cada uno a su casa.
Ahí pudimos vernos por primera vez entre todos, pero la verdad que no interactuamos demasiado entre nosotros.
Despachando las bicicletas.
La gente de Gone! BikeTrips se ocupaba de prácticamente todo. Esto incluía el traslado de las bicicletas. Tuvimos dos puntos de entrega, uno en CABA, cerca de Plaza Italia y otro en EcoXtreme. Nos recomendaron algún seguro por las dudas, pero era opcional. Dos o tres días antes del viaje ya teníamos que dejarles todo así luego Sebastián y Daniel viajaban en los vehículos preparados para cargar más de 14 bicicletas.
Día 0: Viajando al Sur
Con mi viejo viajamos por Flybondi a Bariloche un día antes del encuentro en Villa La Angostura. Menos mal que sacó para un día antes porque Flybondi nos empezó a retrasar el vuelo que inicialmente estaba planificado para salir como a las 15hs y salió como a las 19hs. Si llegaba a demorarse más y nos pasaban para el otro día…problemón.
Llegamos a Bariloche, paramos en un hotel de mala muerte donde los marcos de las puertas no estaban en regla precisamente. Si medías un poco más de 1.85mts tenías garantizada una contusión fuerte si te levantabas a mear a la noche.
Almorzamos por algún bolichito que vimos abierto a la vuelta del hotel y a dormir que al día siguiente arrancaba la verdadera aventura.
Día 1 – El primer día de verdad, donde empezamos a pedalear.
Llegamos a Villa La Angostura con un transfer que nos llevó. Teníamos que estar no mucho más tarde del mediodía en la Hostería Epulén ya que tipo 15hs aproximadamente teníamos nuestra primer salida en bici con el grupo.
Nosotros llegamos tipo 11.30 de la mañana y ya habían algunos del grupo desayunando y haciendo tiempo.
La hostería estaba muy buena, prolija, limpia y cuidada. La vista era un cuadro.
Después de charlar un rato con los que estaban, acomodarnos en nuestra habitación y conversar con los dueños, escuchamos que llegaban Sebastián y Daniel con los autos y las bicicletas.
Fuimos a comprar algo con Sebas para comer ya que habían viajado casi de un tirón desde Buenos Aires con las bicis y luego de un almuerzo express, nos juntamos con Ignacio Di Lorenzo, campeón mundial de XC en 2022 en Villa La Angostura, quien sería nuestro guía por el resto del día.
Arrancamos nuestra pedaleada por lo que es la nueva circunvalación que están haciendo en Villa La Angostura para desviar los camiones del centro de la Villa, que todavía estaba en construcción y no estaba permitido el tránsito de autos. Una verdadera belleza por la magnitud de la ruta y por la nula presencia de autos.
Encarando para el Cerro Bayo, pasamos por la cascada del Río Bonito donde sacamos alguna que otra foto y seguimos camino hacia la base.
Claramente la bajada desde el cerro Bayo hasta la base fué de lo más entretenido, para luego volver a empalmar con la circunvalación y volver a la hostería para descansar.
A la noche fuimos al centro de Villa La Angostura a cenar a algún restaurante para ir a ver el partido entre Argentina y Brasil por las Eliminatorias y a descansar que al día siguiente nos tocaba Bosque de Arrayanes.
Mapa del recorrido del día
Día dos: Bosque de Arrayanes
El segundo día arrancó con un buen desayuno en la hostería Epulén y de ahí a pedalear unos 6.5km hasta la entrada del Parque Nacional Los Arrayanes.
La primer parte fue dura porque hay que subir unos cuantos metros con la bici a cuestas porque son todas escaleras. Luego el sendero tiene mucha subida y bajada, algunas muy pronunciadas.
Cuando llegamos a la famosa “casita de Disney”, nos sacamos unas fotos y algunos del grupo decidieron volver en barco en vez de pedalear.
Si vinimos a pedalear, por qué volveríamos en barco? Los pocos valientes volvimos pedaleando un buen rato hasta llegar nuevamente a la hostería unas cuantas horas más tarde.
Con una tarde hermosa, mi viejo sacó un ron y un habano y nos quedamos charlando un rato ahí afuera, con un a vista soñada.
A la noche fuimos a cenar a la cervecería Epulafquen y a descansar para el próximo día que pasaría a ser uno de los más duros de todo el viaje.
Mapa del recorrido del día
Día tres: 53km bastante duros.
El tercer día amaneció con un clima perfecto. Después de desayunar, nos preparamos para arrancar el día más duro de todo el viaje.
Desde la hostería, partimos por la ruta 40 destino a San Martín de los Andes para desviarnos por la ruta 65 camino a Villa Traful. Son 28km de asfalto y 25 kilómetros de puro ripio y tierra.
Los paisajes fueron increíbles y toda la primer parte bastante tranquila. Paramos en el lago Espejo para descansar, hidratarnos y recuperar algo de energía para luego seguir adelante. En el camino nos fuimos encontrando con algunos autos clásicos que estaban corriendo la zona por el evento 1000 Millas Sport.
Hubo otra parada en el lago Correntoso, pero del otro lado para volver a descansar y recuperar energías ya que estábamos prontos a llegar a El Portezuelo, inicio del camino de ripio y desvío hacia la ruta 65 camino de Villa Traful
Cuando llegamos a El Portezuelo (subida brava), arrancó la parte de ripio.
Toda esta parte es intensa, no sólo por las subidas, sino por las bajadas con piedras sueltas que te generan muchas dudas mientras bajás a 40km/h o más sin mucho agarre. Y tocar el freno bien o mal en esas bajadas puede ser lo que te marque la diferencia entre no pegártela fuerte o disfrutar el camino. Por suerte nadie del grupo tuvo mayores inconvenientes.
Fuimos haciendo dos o tres paradas a lo largo del trayecto para hidratarnos y recuperar un poco de piernas.
Finalmente, luego de un par de horas, llegamos al hotel Alto Traful que tiene una vista envidiable del lago. Nos asignaron las habitaciones y nos fuimos a disfrutar de unos tragos en la pileta del lugar.
A la noche cenamos en el restaurante del hotel, acaparando la mesa más grande y quedándonos hasta bien entrada la noche. Al día siguiente nos tocaba otro día duro.
Mapa del recorrido del día
Día 4 – De Villa Traful a Pichi Traful
A la mañana desayunamos en el hotel con una vista espectacular y un desayuno que tenía de todo.
Empacamos las cosas y arrancamos la pedaleada nuevamente por la ruta 65, para volver a hacer esos 25km de ripio y empalmar nuevamente a la ruta 40 hacia San Martín de los Andes pero esta vez con destino a Pichi Traful.
Debo confesar que durante todo el trayecto de vuelta hasta la ruta 40 por el ripio, varias veces recordaba lo que eran las bajadas a la ida y me decía: “mañana voy a putear por tener que hacer esto en subida”. Y fue así. Recordé que la primer gran bajada del día anterior era larga y bien empinada, así que así iba a ser la última gran subida antes de empalmar con el asfalto.
Pero cuando pensé que todavía faltaban como 10km y esa última gran subida para llegar al asfalto, de pronto estaba ahí, nuevamente en El Portezuelo. El punto donde se cruzaba el ripio con el asfalto. No fue tan terrible como pensaba.
Anduvimos un rato por asfalto nuevamente, e hicimos una parada en un lugar que nos recomendó el guía que implicaba caminar un rato (unos dos kilómetros) por un bosque para llegar a la cascada del río Ñivinco.
El camino a la cascada es sencillo salvo por un pequeño tramo de agua que tiene algo de corriente y que hay que cruzar a pie. Está claro que si estás en grupo, surgen algunas batallas imposibles de evitar.
Luego nos quedó todo el tramo de asfalto hasta llegar a Pichi Traful, que fue un placer, con una subida mas o menos grande pero luego todo bajada hasta llegar al Hotel Palabra de Vida. El lugar es muy grande y la construcción es bastante rústica pero muy bien mantenida. Todo estaba impecable y los espacios internos eran geniales.
Dejamos todas las cosas y nos fuimos en las camionetas a una playita de un camping ahí cercano para terminar de cerrar el día.
La cena nos la sirvieron ahí mismo en el hotel y debo decir que fué una de las mejores. Sencilla, pero de las mejores. De entrada sopa de calabaza. Plato principal, milanesas con puré. Postre, flan con dulce de leche y crema. Todo recontra casero y riquísimo. Y la gente que nos atendió muy amable.
Mapa del recorrido del día
Día 5: San Martín de los Andes
Al 5to día arrancamos con un desayuno en el hotel y encaramos por la ruta 40 hacia San Martín de los Andes, nuestro destino final.
La salida es en una subida un poco asesina y varios del grupo prefirieron no hacerla para no quemarse las piernas así que tanto bicis como ciclistas terminaron arriba de la camioneta. No veníamos a pedalear? 😜.
Pasamos por el Lago Villarino pero paramos en la playita del Lago Falkner unos minutos a disfrutar el paisaje.
Yo me quedé atrás del grupo para hacer algunas tomas de la salida con el dron y Dani se quedó esperándome con la camioneta para que no quede rezagado.
Pero al momento de arrancar, noté algo raro en la bici y finalmente se me partió la cadena 👎🏼.
La bici muleto que habían traído Dani y Sebas estaba siendo usada por otro problema con la cadena de otro de los del grupo así que Dani muy amablemente me presto su bici de carbono 😋.
Pasamos por el mirador del Lago Machónico a reagruparnos e hidratarnos.
Seguimos un rato más por la ruta hasta que el guía que nos acompañaba nos hizo cruzar a una playita bastante escondida que estaba más adelante, donde tuvimos que pasar por algún que otro cerco alambrado.
Una vez de vuelta en la ruta 40, avanzamos un par de kilómetros más hasta hacer una parada para reponer energías e hidratarnos al costado del Arroyo Culebra, proveniente del Arroyo Partido, que desemboca en el Río Hermoso.
Después de un buen descanso, retomamos nuevamente la ruta 40 para ya si, a la altura del acceso al Cerro Chapelco, emprender los últimos 13km totalmente en bajada hasta San Martín de los andes. Nada más gratificante. 13km de pura bajada para ir a no menos de 45km/h disfrutando el paisaje ⤵️.
En San Martín de los Andes teníamos alquilada una casa grande ahí nomás de la entrada al pueblo. Y tenía un motivo. No sólo la casa era espectacular, grande, cómoda y con pileta climatizada. Sino que al día siguiente era el Gran Fondo de 7 Lagos que ese año arrancaba en Villa La Angostura y terminaba en San Martín de los Andes, a metros de nuestra casa. Íbamos a poder disfrutar de la llegada desde la comodidad del living. Espectacular.
Llegamos a la casa, nos instalamos y nos fuimos a relajar un rato a la pileta. La casona tenía varios pisos y habitaciones y estaba realmente impecable.
A la noche, Gaby, uno del grupo que tenía experiencia en gastronomía, se mandó un flor de asado invitado por Gone! BikeTrips. Y como frutilla del postre, Gwen, una holandesa que tuvo que irse un día antes del grupo por un cumpleaños, volvió ese día con ciervo que suelen cazar en su chacra en Bariloche.
Mapa del recorrido del día
Día 6: Lago Lolog y laguna Rosales
Nuestro 6 día arrancó con un buen desayuno y disfrutar de la llegada de corredores de elite del Gran Fondo de 7 Lagos.
El almuerzo estuvo a cargo de Gaby quien dejó el ciervo cocinándose a fuego lento en la parrilla la noche anterior para preparar unas pastas con ragú de ciervo (tranqui).
Luego partimos todos en las camionetas y las bicis arriba rumbo al lago Lolog. Cuando llegamos no había mucho espacio libre así que seguimos camino a la Laguna Rosales.
Acá algunos del grupo prefirieron descansar un rato mientras otros nos fuimos a recorrer el lugar en bici.
Los que seguimos en bici, llegamos a un mirador de la laguna Rosales que era soñado. Sobre una piedra se podía ver todo el valle y el lago.
A la vuelta nos encontramos que otra parte del grupo que también quiso venir, nos perdió y no pudieron nunca agarrar los senderos. Así que se pusieron a recorrer el lago por abajo 😂.
Ya de vuelta en la zona de estacionamiento, sólo Sebas, Hernán y yo volvimos pedaleando a San Martín de los Andes. TODO bajada, con curvas y contra curvas. Fue la bajada donde fuí más rápido de todo el viaje: 67.5km/h. Dió miedo? Obvio. Pero fué muy divertido.
Ya siendo este el último día de este hermoso viaje, nos preparamos para ya, al día siguiente, partir nuevamente cada uno a su lugar.
Mapa del recorrido del día
Un viaje para repetir
Me llevo la mejor de las sensaciones. Primero era el miedo del grupo, si iba a ser copado, divertido. No sólo lo fue sino que pareciera que muchos somos amigos de toda la vida. Las jodas constantes, los comentarios, las arengas para seguir pedaleando, las sorpresas de los que uno pensaba que no iban a poder subir una subida, y te dejaba comiendo polvo, la buena onda de todos y cada uno de ellos, de los guías y sobre todo de los (des)organizadores 😂 Seba y Dani que se rompieron el alma en todo momento para que el viaje salga como salió. Todo estaba bien planificado, hubo pausas, hubo comida, hubo hidratación, hubo cuidado. Todo estaba bien pensado. No falló nada (ni el clima!). Y nos hicieron pasar una semana que no nos vamos a olvidar.
También creo que fue un gran acierto de mi viejo proponer de hacerlo organizado en vez de solos. Haber conocido a esta gente linda sólo hizo que el viaje fuera mil veces mejor.
Pero lo mejor de todo fue haber finalmente podido hacer este viaje tan postergado con mi viejo.