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Hoy se cumple un año del accidente que me pudo haber costado la vida y la de mi hijo.
El accidente
El 4 de noviembre del 2022 a las 8 de la mañana estaba cruzando la esquina de Conesa y Echeverría con mi hijo de 10 años mientras lo llevaba para el colegio. Esa zona está siempre atestada de autos por lo que el tránsito siempre es insoportable. Yo dejaba a mi hijo en el colegio y me iba a ir a jugar al tenis con mi viejo un rato como solemos hacer.
Tanto en Conesa como en Echeverría el tráfico estaba muy trabado. Al llegar a la esquina, una camioneta me ve con intención de cruzar y me da el paso. Pero de atrás de esa camioneta, salió una Ford Kuga acelerando fuerte (escuché hasta el turbo) porque “encontró un huequito” con la intención de cruzar Echeverría.
El muy pelotudo nunca pensó que la gente cruza las calles. Y así fué como se nos vino encima.
En un acto instintivo, y viendo todo en cámara lenta literal, cuando tenía la camioneta encima, me empujé con una mano para atrás apoyándome sobre la camioneta en movimiento y con la otra mano lo tiré a mi hijo hacia atrás. Por suerte a él no le pasó nada más que un moretón producto de la caída de mi empujón.
Pero a mi me agarró el pié derecho y me pasó completamente por encima de todo el tobillo. El dolor fué instantáneo. El imprudente cruzó Echeverría y frenó en la otra esquina para ver que había pasado. Se acercó, pidió disculpas pero yo no pude más que putearlo en todos los idiomas conocidos y desconocidos ya que el dolor que tenía y lo cerca que estuvo de producirnos un accidente fatal no merecía menos.
Por suerte la gente se acercó a asistirnos y enseguida llegó un policía diciéndome que me quede tranquilo que ya venía la ambulancia. Y me sugirió que si tenía prepaga, que llame porque seguramente me iban a mandar una ambulancia más rápido. A los 10 minutos estaba la ambulancia que pedí a mi prepaga.
Ya en la clínica tuve que esperar casi hasta la noche para que me hagan las placas y me confirmen una fractura del peroné derecho. También, producto del aplastamiento de la rueda y la forma en que me pasó por arriba, tuve varios desgarros severos de varios de los ligamentos que de pedo no se cortaron. Estuvieron a punto, pero no.
Ya cerca de medianoche, me pusieron un yeso y me anticiparon mínimo un mes con eso en el pié.
Lo que me esperaban fué un mes con ese yeso de mierda en el pié y varios meses de rehabilitación, kinesiología y no poder caminar.
Sacando el yeso
El primer mes estuve totalmente inhabilitado por el yeso. No podía apoyar así que no había forma de hacer mucho. Anduve con una silla con rueditas por toda la casa para trasladarme y casi que no salí de casa más que para hacer algún trámite.
El 5 de diciembre me sacaron el yeso y el alivio por sacarlo fué genial. El tema era que no podía apoyar porque sentía demasiada debilidad en esa pierna y si apoyaba creía que se me iba a romper todo.
Eso si, el pié parecía una morcilla. Y recién cuando me sacaron el yeso pude darme cuenta de la marca que me quedó producto del raspón de la rueda del auto del flaco por casi toda mi pierna.
No sólo estaba todo hinchado y con hematomas por todos lados, sino que no había zapatilla que me entrara. Y la fragilidad que sentía…que sensación horrible.
¿Cómo impactó todo esto en mi salud?
Suelo usar un Apple Watch todos los días por lo que voy acumulando datos de mi actividad y salud gracias a ello.
Hace un tiempo decidí ver como afectó todo esto a mis métricas de salud y lo que encontré fué lo siguiente.
Pasos:
La métrica más sencilla de todas. Según la app de Salud de Apple:
El conteo de pasos es el número de pasos dados en todo un día. Los podómetros y monitores digitales de actividad física pueden ayudar a determinar este conteo. Estos dispositivos cuentan los pasos para cualquier actividad que implique movimientos parecidos a dar un paso incluyendo caminar, correr, subir escaleras, esquí de fondo e incluso el movimiento realizado durante los quehaceres diarios
Mayo Clinic
Minutos de ejercicio
Cada minuto de movimiento que iguale o exceda la intensidad de una caminata intensa cuenta para tus minutos de
Ejercicio.
Energía en actividad
Este es un estimado de la energía que tu cuerpo usa y que supera tu energía al reposar (vease Energía al reposar). La energía activa incluye actividades como caminar despacio, empujar tu silla de ruedas o hacer tareas del hogar, y ejercicios como andar en bicicleta y bailar. Tu uso total de energía es la suma de ambas energías.
Capacidad aeróbica
Esta es una medición de tu consumo máximo de oxígeno (VO, máx.), el cual es la cantidad máxima de oxígeno que el cuerpo puede consumir durante el ejercicio. Se le conoce también como aptitud cardiorrespiratoria, y es una medida útil para todos: desde quienes están en forma plena, hasta para quienes enfrentan algún padecimiento.
Un VO, máx. más alto indica un mayor nivel de resistencia y capacidad aeróbica.
Medir el VO, máx. requiere de pruebas de esfuerzo físico y equipo especial. También puedes obtener un estimado usando la frecuencia y los datos de movimiento de un monitor de actividad física. El Apple Watch puede registrar un estimado de VOz máx. al realizar caminatas, caminatas rápidas, carreras en exteriores o practicar senderismo.
El VO, máx. se calcula en usuarios de al menos 20 años de edad. La mayoría de las personas pueden mejorarlo mediante ejercicio cardiovascular más intenso y frecuente.
Ciertos padecimientos o medicamentos que limiten la frecuencia cardiaca podrían causar una sobrestimación de
VO, máx. Se puede indicar la toma de ciertos medicamentos en el perfil de salud.
Frecuencia cardíaca en reposo
La frecuencia cardiaca durante el reposo es el promedio de latidos por minuto que se obtiene al relajarse y permanecer sin actividad durante varios minutos. Una frecuencia menor por lo general indica buena condición física y salud cardiovascular.
Con el tiempo, puedes disminuir tu frecuencia cardiaca en reposo si mantienes un estado de actividad, controlas tu peso y reduces tu estrés cotidiano. La frecuencia cardiaca en reposo no incluye aquella cuando duermes y se valida para usuarios mayores de 18 años.
Es increíble lo que se pierde por no hacer actividad durante un par de meses. Sobre todo lo noté en la fuerza que perdí en la pierna derecha y en la flexibilidad de los ligamentos. Pero estos datos demuestran que el corazón, si no movés el orto, se dispara en pulsaciones promedio cuando no estás haciendo nada.
Recién 6 meses después pude mas o menos moverme normalmente.
Si bien luego de haberme sacado el yeso empecé a moverme, sobre todo en una pileta porque tenía mucho miedo de caminar y romperme algo, arranqué al principio con kinesiología 3 veces por semana durante 4 meses.
Cuando caminaba, rengueaba. Me dolían mucho los ligamentos. Y eso me trajo dolor de espalda.
Durante esos 6 meses pisé una cancha de tenis para pelotear pero no podía correr, menos patinar en el polvo de ladrillo.
Recién a los 8 meses pude empezar a jugar pero con bastante dificultad. No podía patinar, no podía saltar, no podía correr una pelota corta o angulada. De todos modos seguí insistiendo pero sin arriesgarme a nada. Pelota que me complicaba un poco y no llegaba, no la corría.
Mas o menos al mes 10 ya puedo decir que juego con cierta normalidad, pudiendo saltar y deslizarme. Pero si juego un partido muy largo, al día siguiente lo sufro un poco en ese tobillo.
En mi vida normal, no estoy al 100%. Calculo que debo estar a un 80%, 85%. Tengo cierta molestia pero no dolor. Es lo más parecido a cuando te exigís y los músculos te duelen un poco al día siguiente, pero concentrado en el tobillo. Siento medio garrote todo a la mañana o cuando estoy quieto un rato, pero cuando empiezo a caminar se me pasa.
Por suerte es sólo eso y no me impide seguir con mi vida normal.