El martes pasado viví la inexplicable experiencia de ser papá.
Con casi 4 kilos y un llanto desgarrador, nació Valentino. No encontré palabras propias para expresar lo que se siente vivir semejante experiencia, pero creo que un pariente indirecto encontró las palabras precisas:
Esto cambia todo, para siempre. Como ya habrán notado en estas pocas horas de vida que tiene, les metieron una mano en el corazón, se los extirparon y se lo pusieron a un enanito de 4 kilos. A partir de hoy sus corazones laten a partir y a través de lo que le pase a él.
Bienvenido Valentino!