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Todos los que hacemos SEO necesitamos tener métricas para entender dónde estamos parados y poder medir el impacto de las optimizaciones que hacemos.
Seguramente cada cual tenga sus preferencias sobre que herramientas usar. Puede ser ahrefs, SEM Rush, WebCEO entre las más conocidas. Y la gran mayoría utilizamos Google Analytics como la herramienta por defecto para medir lo que sucede en el sitio web de nuestro cliente.
Implementar Google Analytics es bastante sencillo. Se pega un código que te provee la herramienta en todas las páginas del sitio o se dispara mediante Google Tag Manager (mejor aún) mediante triggers que definamos. Por ejemplo en todas las páginas.
Dado que la implementación es sencilla, todos damos por sentado que los datos que arroja la herramienta están bien.
Pero ya son varios los casos que vi donde el tráfico fluctúa de una manera que no es normal. Y al no tener contra que compararlo, nos agarramos la cabeza pensando que el tráfico cae cuando en realidad no es así.
Puntualmente puedo contarles uno de los últimos casos que nos pasó esto que me pareció interesante porque logramos tener los argumentos necesarios para identificar el problema.
El tráfico venía creciendo muy bien.
Para poner algo de contexto, estamos trabajando con un cliente grande, multinacional, abarcando varios mercados a la vez, cada uno con su sitio local, y estableciendo procesos de mejora a la vez que estábamos atacando términos de búsqueda clave que no se estaban atacando mediante la generación de contenidos únicos y originales.
Durante los últimos 12 meses el tráfico venía creciendo de manera sostenida rompiendo récords previos no sólo de tráfico sino de objetivos cumplidos definidos por el cliente.
Y un día apareció un problema.
Notamos hacia principios de Marzo de este año que el tráfico orgánico cayó abruptamente.
Lo primero que hicimos fue revisar los rankings. Todo normal.
Seguimos por errores en el sitio. Todo normal.
Google Search Console al rescate.
Lo tercero que hicimos fue ver que nos arrojaba Google Search Console. Generalmente las variaciones de tráfico orgánico en el sitio se ven reflejadas en mas o menos la misma proporción en clicks que arroja Google Search Console.
Pero no esta vez.
Si comparamos los clicks de Google Search Console vs el tráfico orgánico según Google Analytics, se puede ver como ambos tienen prácticamente el mismo movimiento, excepto en la primer semana de marzo de 2022.
Gracias a esto, nuestra sospecha empezó a girar entorno a que había un problema en Google Analytics ya que Google Search Console no tiene forma de configurarse. No hay forma de discriminar que páginas no queremos que mida, que clicks no queremos que se contabilicen. Google Search Console toma los datos directamente de lo que sucede en los resultados de búsqueda.
Mientras que Google Analytics, y Google Tag Manager, tienen varios lugares donde se puede configurar (y hacer cagadas) para filtrar que queremos medir, cómo, etc.
Con esto dicho, presentamos al cliente nuestro análisis y elevamos el tema al área técnica.
La causa del problema: Alguien metió mano.
Cuando reportamos esto al cliente, éste tuvo que reportarlo a global (si, es de esas empresas que tienen centralizado en casa central en otro país, todo lo referido a lo técnico).
Luego de unos días, vuelve la respuesta y nos comentan que habían implementado un ajuste en la política de aceptación de cookies (esos banners que aparecen que dicen que aceptás las cookies del sitio para poder ofrecerte una experiencia personalizada) para estar alineados con el Reglamento General de Protección de Datos (o GDPR por sus siglas en inglés). Pero al parecer el código de Analytics sólo se disparaba cuando el usuario aceptaba dicha disposición mediante el banner que aparecía en el sitio.
Al ser notificados por nosotros, corrigieron ese efecto no deseado y el tráfico volvió a reportarse en Google Analytics con normalidad como se ve al final del gráfico.
Conclusión: Google Search Console es tu mejor aliado.
Ya sea para hacer SEO o para cualquier acción de marketing digital, es clave tener configurado esta herramienta que ofrece Google. De no haber sido por eso, seguramente hubiésemos tardado más en darnos cuenta que había un problema en Analytics, o mejor dicho, en su implementación.
Era lógico pensar que el problema estaba ahí si todos los canales cayeron abruptamente y las campañas pagas no habían sufrido bajas en sus presupuestos. Pero poder demostrarlo de manera rápida y con información que no es fácil de “manipular” y que es menos propensa al error humano, nos permitió primero quedarnos tranquilos. Y segundo dar alerta para que se pueda corregir de manera rápida con argumentos sólidos.