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Estas vacaciones de invierno decidimos venir a esquiar en familia a San Martín de los Andes. Ni mis hijos ni yo sabíamos esquiar. No así Mari que ya tiene varias temporadas encima. A continuación dejo un relato resumido de cada día, lo que aprendimos, lo que vivimos y lo que disfrutamos.
Día 1, llegada a San Martín de los Andes
Hoy llegamos a San Martín de los Andes luego de 2 horas de vuelo. Llegamos en horario habiendo salido a las 9:10 AM desde Aeroparque y aterrizado a las 11:00 AM aproximadamente. El vuelo fue por Aerolíneas Argentinas y fue bastante bueno salvo por el zarandeo habitual al aterrizar en SMA.
Este año decidimos volver al Hotel Le Village, pero esta vez a una de sus cabañas. Nos tocó la #1 que me parece es la mejor porque tiene dos entradas y es más luminosa que las demás. Aparte tenés acceso directo a través del patio al lugar para desayunar.
Como estábamos cerca del mediodía, fuimos a almorzar a Vieja Deli. Un clásico. Eso si, pensábamos que no iba a haber mucha gente pero tuvimos que esperar unos 30 minutos para poder sentarnos.
Luego fuimos a buscar lugar para alquilar equipamiento de ski. Hay varios lugares que nos recomendaron. Importante tener en cuenta que no todos te permiten dejar el equipo arriba en el cerro. Nos recomendaron Austria, Bumps y Vertical que tienen local en el cerro, podés dejar los equipos ahí y tienen seca botas.
Fuimos a Vertical pero el flaco que nos atendió nos tiró la lista de precio sin si quiera mirarnos a la cara. Y cuando le preguntamos el precio para 6 personas, nos dijo literalmente “Bueno, con una calculadora y esa tabla de precios pueden calcularlo”. Se ve que algunos se olvidaron lo que es no tener laburo luego de la pandemia.
Nos fuimos a Bumps y nos atendieron súper bien. Nos asesoraron, probamos todo y reservamos todo ahí. Aparte el local de ellos en el cerro está más cerca que el de Vertical.
Volvimos a la cabaña a desarmar valijas y a prepararnos para cenar. Ya medio fusilados de tanto ida y vuelta, mas arrancar temprano (desde las 6:00 AM arriba), cerramos el primer día sin mucho más que hacer.
Día 2, arrancó el ski en Cerro Chapelco
Hoy nos despertamos temprano, a eso de las 8 de la mañana, para ir a desayunar y empezar a equiparnos para ir al Cerro.
En el Cerro había bastante gente. Nos dijeron que no tanto como en vacaciones de invierno que llegaron a haber unas 7500 personas en el cerro, mientras que hoy habían unas 4500.
Había bastante nieve pero en la base nada. Tuvimos que subir a los 1600 metros para poder empezar a buscar clases de esquí para los chicos y para mí que hacía 41 años que no esquiaba 😅.
Hay muchos profes y está todo bastante organizado. Pero como estábamos todas las personas en la mitad del cerro, era todo medio un descontrol de gente.
A mi hija de 6 años le asignaron a “El Ruso”. Un profe con muchísima experiencia (hace más de 20 años que está en Chapelco) y que tiene muy buen manejo con los chicos. Y debo confesar que a Justi la llevó súper bien, a su tiempo, metiendo algún juego cuando se cansaba, haciendo muñecos de nieve al estilo ruso y metiendo alguna que otra bajada esquiando. La verdad que se nota que es súper paciente y que realmente sabe lo que hace.
Cuando terminaron las clases, almorzamos en la carpa provisoria que armaron para reemplazar el restaurante que se prendió fuego hace unos años. Era un caos de gente y los precios son un poco salados, pero no había mucha opción.
Los chicos súper enganchados con la clase y ya en su primer día se tiraban como si nada. Es lo bueno de ser de goma y que no te duelan tanto los golpes.
Eso si, cometimos el error de irnos a las 17:00hs (el cerro cierra a las 18:00hs) y nos comimos una hora de cola para poder bajar. Como no había nieve hasta la base, no se podía bajar esquiando.
Ya a la vuelta estábamos todos fundidos. Pedimos algo para comer y a descansar que mañana nos toca otro día.
Día 3, nuevamente a esquiar en el Cerro
Ayer a la noche no paró de llover y hoy amanecimos con la misma lluvia. Todo pintaba que no ibamos a salir a ningún lado pero nos avisaron que a los 1600 metros en el Cerro estaba nevando.
Algunos no quisieron ir así que fui con los chicos para aprovechar el día. 10.30 nos pasaron a buscar y 11.15 estábamos en la base. Como no queríamos comernos la fila para almorzar arriba, pedimos unos tostados abajo, comimos y subimos. Tipo 12.30 estábamos arriba y los chicos empezaron su clase a las 13hs, ya comidos y listos para disfrutar el día. Yo me sumé a su clase pero estaba tan cansado muscularmente, sobre todo del pié derecho donde tuve el accidente, que abandoné después de la primer bajada.
El día estaba lindo. Cayó nieve todo el día, no había tanta gente y se pudo disfrutar perfectamente. Después de las 2 horas de clase, fuimos a tomar algo caliente y ya tipo 15:30 emprendimos la vuelta al huevo para evitar el quilombo que fué ayer a las 17hs para poder bajar.
16.45 como mucho ya estábamos en el hotel listos para pegarnos una ducha, descansar un poco y empezar a programar la cena y el día de mañana.
Como seguía lloviendo y queríamos cenar temprano, fuimos de nuevo a Ulyses. Comimos rico y nos volvimos a dormir temprano que mañana nos tocaba un día a puro ski.
Día 4, vinimos a esquiar, así que a esquiar
Hoy el día arrancó con lluvia de nuevo, pero esta vez todos ibamos a subir. Como de costumbre, 10:30 ya estábamos listos para que nos pase a buscar el transfer para ir al cerro.
A medida que íbamos llegando al cerro, se veía como la lluvia se convertía en aguanieve. Y ya en la base empezó a nevar lindo.
Agarramos todos nuestros equipos y fuimos a comer algo en el restaurante de la base para estar listos a las 13:00 hs para nuestras clases de ski.
Fué mi segunda clase y estuvo intensa. Bajamos por varios lados, me caí como 3 veces y me llevé puesto a una mina que se me cruzó. Culpa de ella 😅, pero el que terminó en el piso fui yo mientras ella sólo trastabilló pero se salvó de la caída.
Una última bajada y luego de 1 hora ya estaba más confiado en cómo doblar. La sensación de tener que pisar con fuerza con el pie derecho para doblar a la izquierda (y viceversa) es lo que más me costó. Sobre todo porque estoy acostumbrado a andar mucho en monopatín eléctrico y bici donde el cuerpo acompaña el lado para el que querés girar. Acá es mas o menos al revés. Y eso me complicó mucho al principio. Sobre todo porque tenía que pensarlo mientras me deslizaba casi sin control (no es que tocás el freno y frenás ahí) y sobre todo intentando de no llevarme puesto a nadie y no hacerme mierda. Todo eso a la vez.
Pero luego de un rato el chip hizo contacto en mi cabeza y pude agarrarle la mano lo suficiente como para hacer un par de bajadas en zig zag sin caerme. Estuvo bueno, la profe una genia (gracias Jacinta!) y terminé más cansado que una clase de crossfit.
Los chicos estuvieron también con su profe subiendo y tirándose por todos lados. Después siguieron con Mari un par de veces más. La pasaron bomba.
Finalmente nos reunimos todos a las 15.45 hs para emprender la vuelta ya que los chicos estaban cansados (y los grandes también) y no queríamos comernos esa fila eterna para bajar.
En lo personal, terminé el día contento de haber podido “dominar” el zig zag esquiando.
Llegamos a la cabaña y descansamos un rato, nos bañamos y nos preparamos para salir a cenar temprano e ir a dormir temprano que mañana nos toca un día más de ski.
Día 5, si, otra vez esquiando en el Cerro con nevada intensa
Nuestro último día de vacaciones nos encontró con algo de nieve en San Martín de los Andes. No tanto en el pueblo pero si en las montañas alrededor.
En el camino al cerro había mucha nieve y escasa visibilidad. El paisaje cambió totalmente. Y en la base claramente también había nevado bastante y estaba todo tapado de nieve.
Este día lo contratamos al “ruso” durante 3 horas para que le de clases a los chicos y a Justi. Les explicó mucho más detalladamente la técnica y se notó la diferencia. Ya hacia el final del día Valen bajaba mucho más prolijo por las bajadas.
A eso de las 16hs emprendimos la bajada para llegar al hotel en unos 30 minutos y descansar un rato. Nos preparamos para salir a cenar y disfrutamos una parrillada en Don Florencio. Ya de vuelta nos dedicamos a ordenar un poco las cosas para preparar el retorno a casa al día siguiente.