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Lo que empezó como un pendiente se volvió un recurrente. Habiendo tenido una experiencia tan linda en el viaje anterior con la gente de Gone Bike Trips, decidimos volver al ruedo, esta vez con destino a La Rioja y San Juan.
Nunca había ido a esas provincias, así que el tenía algo de expectativa y entusiasmo adicional.
El proceso con Gone fué similar al de 7 Lagos.
Y esta salida en bicicleta recorriendo el país es algo que le recomiendo al que pueda hacerlos. El país es hermoso. Hay mucho por conocer. Y en bici, si te gusta, tiene un sabor especial. Vení que te cuento mi segunda experiencia:
Juntada con el grupo en EcoXtreme
Nos citaron unos días antes del viaje para recorrer el parque, testear bicicletas, conocer al grupo y darnos algunas pautas del viaje (ropa, logística, etc). Dimos un par de vueltas por el bike park y nos volvimos a casa con las ganas de que el viaje arranque ya!.
Día 0: Viajando a La Rioja
Como había un único vuelo a La Rioja, nos fuimos juntando todos en el aeropuerto y abordamos como si fuera un viaje de egresados al avión. Después de unas 2 horas de vuelo, llegamos a destino donde nos estaba esperando Seba Cura con una combi y una camioneta de apoyo para llevar todos los bolsos. Eramos como 25 personas, con algo más de 25 bolsos. Imposible que entre todo un sólo vehículo.
El traslado del aeropuerto a la Posada Del Olivo llevó algo así como una hora y media, de noche. Llegamos y nos estaba esperando una mesa enorme en la posada con un pastel de papa para cenar.
Después de una buena cena, nos asignaron las habitaciones y nos fuimos a dormir ya que al día siguiente tocaba arrancar temprano. Hacía mucho frío y por momentos parecía que estaba más fresco adentro que afuera. El aire acondicionado estaba en calor pero tardó un buen rato en entrar en régimen. Básicamente…nos cagamos de frío. Yo hasta tuve que dormir totalmente vestido. Gracias joguineta!
Día 1: Cuesta de Miranda y Aicuña
A la mañana del primer día, desayunamos y nos preparamos para partir rumbo a nuestro primer destino. Nos tomó por sorpresa lo lindo que era el lugar donde estábamos alojados, ya que al haber llegado de noche no pudimos ver nada.
Luego de un par de fotos nos subimos a la combi rumbo a la Cuesta de Miranda. El mirador está situado en la cima de un cerro sobre la ruta 40, muy cerca del lugar por donde antes estaba la antigua ruta 40, siendo un tramo que todavía se puede visitar y es sumamente interesante porque se ve como eran las rutas hace varios años atrás. Tierra y piedras como protección contra el barranco, mamita querida!
Llegamos al punto de inicio de la pedaleada y ya nos estaban esperando con nuestras bicis listas para iniciar un recorrido por un tramo de la antigua ruta 40 y luego empalmar nuevamente con la actual.
Toda la parte de la antigua ruta 40 sigue casi intacta. Camino de ripio y ganado a la montaña poniendo piedras como base. Algunas piedras fueron removidas con el tiempo pero el camino todavía sigue y se puede recorrer el tramo sin problemas.
Luego de unos pocos metros, comenzó un hermoso descenso y un llano de algunos kilómetros para llegar a nuestra próxima parada.
Una vez que llegamos a nuestro primer destino, un reparo al costado de la ruta, nos metimos unos 40 metros hacia adentro caminando y llegamos a una pequeña cascada para sacarnos unas fotos y luego seguir hasta el comienzo del camino a Aicuña que era de tierra en buen estado.
Una vez en Aicuña, paseamos por el pueblito, y la gente nos miraba un poco raro, pero siempre buena onda. Hicimos un paseo rápido y nos sentamos a comer.
Mapa del recorrido del día
Día 2: Vinchina hacia Alto Jague por Quebrada de Troya
El segundo día arrancamos con un buen desayuno y un día soleado a pleno. Nos subimos a la combi y partimos rumbo a Vinchina, un pueblito a unos 160km de distancia de la posada. Dani y Nico habian viajado antes para dejar todas las bicicletas listas para nuestro arribo. Nos encontramos en un punto de encuentro y a partir de ahí arrancamos a pedalear.
Nuestro destino era otro pueblo, a unos 40km de subida leve pero constante. Ibamos a Alto Jagüé donde nos esperaban para el almuerzo.
Pero para llegar ahí, tuvimos que atravesar la Quebrada de la Troya, un lugar fuera de este planeta que por momentos parece de ciencia ficción.
Toda la travesía por la quebrada parece surrealista, con formaciones rocosas que emergen de manera diagonal por todos lados armando paredones de varios metros de altura que son realmente imponentes.
En el medio del camino, pasamos por algunos puntos interesantes como La herradura y la pirámide. Luego de un rato, salimos al asfalto para seguir camino a Alto Jagüé.
Una vez ahí, paramos en lo de Niní que nos estaba esperando con un cordero al horno de barro como para recuperar energías 😅.
Después de una buena panzada, arrancamos la vuelta que por suerte, y casi sin darnos cuenta, era todo en bajada (real, no como nos suelen decir los organizadores para que desanimarnos).
Me animo a decir que el 95% fué todo bajada, real, constante y sonante. Veníamos a 45km/h casi sin tocar los pedales. Cuando se armaba el pelotón, hasta bromeábamos que el cordero nos había hecho muy bien y que habría que incluirlo más en las salidas 😋.
La vuelta por la Quebrada de la Troya durante el atardecer fué espectacular. La temperatura empezaba a bajar y se hacía sentir. Y había que andar con un poco de cuidado porque en algunas bajadas en ripio se tomaba velocidad y los frenos hay que usarlos con cuidado.
Llegamos finalmente al punto de inicio en Vinchina para subirnos a la combi y emprender el camino de regreso al hotel, ya esta vez en Villa Unión.
A la noche teníamos una reserva en Campo Base donde cerramos un día de unos 80km totales y unos paisajes imperdibles.
Mapa del recorrido del día
Día 3: Parque Nacional Talampaya
Nuestro tercer día arrancó con un desayuno en el hotel de Villa Unión para volver a subir a la combi que nos llevó hasta el ingreso del Parque Nacional Talampaya durante unos 50km.
Luego de un par de trámites, comprando entradas y toda la burocracia de cualquier parque nacional, nos subimos a una combi del parque donde nos acercaron al punto del inicio de la rodada. Todo ese primer tramo es de mucha arena y no tiene sentido quemarse las piernas pedaleando. Aparte no hay mucho para ver más que yuyo, cardo y arena.
Cuando llegamos al punto donde comenzaba la rodada, ya teníamos todas las bicis listas para arrancar.
Nos fuimos acercando al cañadón pero antes pasamos por un par de puntos clave donde habían algunos dibujos de los Diaguitas, que vivieron en la zona (o transitaban por ahí) hace más de 1000 años.
Luego seguimos avanzando hacia y por el cañadón para encontrarnos con esos paredones imponentes que asombran tanto.
Algo que no sabía y que explicó muy bien nuestro guía, es que por esa zona, cuando llueve (una o dos veces al año), se inunda todo habiendo 1 metro de agua. Por el tipo de terreno, el agua corre y no se absorbe. Y arrastra un poco todo lo que hay alrededor que no son más vegetación baja y con espinas. Todo el recorrido dentro del cañadón queda cubierto de espinillas por todos lados.
Los guías locales remarcan el camino nuevamente con algún tipo de máquina y ese camino queda un poco más limpio de estas espinillas. Pero claro, queda más blando también siendo casi arena.
Andar con la bici por arena no es muy divertido. Y salirte del camino implica casi seguro un pinchazo. Ahí es donde es clave tener la bici tubelizada. Y si no es así, llevar varias cámaras y kits de reparación porque es muy probable que pinches.
Del grupo de 25, por lo menos 12 pincharon. Fue una masacre. Algunos incluso pincharon, se lo arreglaron, hicieron 3 metros y volvieron a pinchar.
Como fuera, seguimos nuestro recorrido hasta cruzar del otro lado y volvimos. Tuvimos la suerte que no había prácticamente nadie en el parque así que era todo soledad. Pude grabar incluso algún video en el medio de las paredes donde no se veía a nadie y no se escuchaba nada más que el ruido del viento. Una sensación hermosa.
Cuando llegamos al inicio del recorrido, Nico nos estaba esperando para almorzar con una buena variedad de opciones para recuperar energías. Con la panza llena, volvimos a la combi para regresar al hotel.
Este día no fueron de muchos kilómetros aunque la arena sumó algo de esfuerzo. Pero el paisaje es imperdible y vale la pena conocer.
Ya cuando la noche se acercaba, y antes de ir a cenar, un amigo del guía nos invitó a conocer su emprendimiento.
Resulta que hace un tiempo compró lo que antiguamente era la Bodega Villa Unión donde los diferentes productores podían vender sus cosechas para producir el vino. Con el tiempo la producción de vino en La Rioja fue cayendo, en parte porque el pueblo fue creciendo y lo que eran viñedos se convirtieron en terrenos para luego construir. Con eso, la Bodega fue perdiendo su razón de ser pero muchos productores de uvas se quedaron con pocas opciones para comercializar sus cultivos.
La idea de este emprendedor es retomar eso así que se hizo de la bodega y ya están empezando a comprar las cosechas de los productores locales para hacer vinos de la zona como se hacían antes. También nos contó que está lanzando su propia línea de vinos junto con un equipo de gente que lo ayuda (enólogo, etc).
Luego de la visita guiada nos fuimos a cenar al Restaurante Tres Cruces Bodega & Viñedos donde ya teníamos una reserva hecha. El lugar debe ser el más lindo de todo Villa Unión (sin ofender al resto).
Es una bodega con alojamiento y una propuesta gastronómica de primera. Tuvimos una buena cena y a dormir.
Mapa del recorrido del día
Día 4: Parque Provincial Ischigualasto, Valle de la Luna
Nuestro último día de rodada arrancó de manera similar al resto. Desayuno en el hotel y a subir a la combi para partir rumbo al Parque Provincial Ischigualasto, donde se encuentra el Valle de la Luna.
Una vez que llegamos al parque, nuevamente todas las bicis estaban listas y esperándonos.
El parque tiene un circuito de unos 40km que arranca y termina en el mismo lugar, pasando por diferentes postas.
Valle pintado
La primer posta es Valle Pintado, un mirador donde se ven las diferentes capas que van quedando de sedimentos erosionados por el paso del tiempo, que dejan al descubierto los minerales que predominaron en cada época haciendo que los colores abunden.
La cancha de bochas
La segunda posta es la “Cancha de bochas”, un lugar donde se encuentran piedras erosionadas a la perfección de manera circular que parece que fueron puesta a propósito por alguien ahí (permítanme dudar).
La Esfinge
La tercer posta, se trata de “La Esfinge”, una formación rocosa erosionada que genera ciertas similitudes con la genuina de Egipto.
El submarino
La cuarta posta nos espera con “El submarino”, donde nos enteramos que hasta el 2017, tenía dos formaciones que sobresalían, pero el paso del tiempo hizo lo suyo y terminó tumbando una de sus “torres”.
Cerca de El submarino se encuentra el Museo De Sitio “Dr. William Sill”, con una pequeña cafetería ideal para recuperar algunas calorías.
Hasta aquí llegaron las postas. Sin embargo nos quedaba visitar lo que es conocido como “El Hongo”, otra formación que es erosionada por el viento y que todavía se sostiene en pié. Hicimos un par de fotos grupales y seguimos viaje.
Ahora nos quedaban los 20km de vuelta hasta el punto de inicio. Arrancamos y cada uno fué a su ritmo. El paisaje es soñado. Pasás de estar en la luna a estar en marte. De blanco/gris a rojo arcilla. Es la zona donde convergen el parque Ischigualasto y Talampaya. Increible.
Luego de un rato rodando, con algunas trepadas pero nada de otro mundo, llegamos al ingreso del parque donde está otra cafeteria y donde pudimos almorzar lo que la gente de Gone! había preparado.
Volvimos al hotel para ya empezar a armar todo para la vuelta. La cena la hicimos nuevamente en Campo Base donde cerramos un viaje increíble y muy recomendable.
Mapa del recorrido del día
Día 5: Vuelta a casa
Es la segunda vez que viajo con la gente de Gone Bike Trips. Esta claro que no es coincidencia que en ambos viajes la experiencia fué similar. Todo resuelto, un grupo de gente genial (acá tal vez tuve suerte por segunda vez?), diversión asegurada.
Seguramente hay otras empresas / grupos que hagan cosas similares. Me aparecen por Instagram constantemente. Y seguramente sean buenos. Pero claro, yo los conozco sólo a ellos. Y se nota lo que laburan. Seba con toda la organización de los alojamientos y el viaje en general, Dani con toda la logística y la paciencia del mundo para armar y desarmar todo y dejarnos las bicis listas llegando 1, 2 horas antes para que eso suceda y volviendo 1, 2 horas después que nosotros nos fuimos. Y Nico, la flamante incorporación (o por lo menos para este viaje de 25 personas) que nunca dejó de sonreir y estaba a disposición de todo lo que necesitábamos…para las 25 personas…a la vez.
Con mi viejo ya estamos contando los días para el próximo viaje.